Depresión.
Los niveles bajos de este nutriente esencial se asocian con una tendencia a sufrir irritabilidad, depresión y cambios repentinos de humor. La vitamina D participa en la secreción de hormonas del bienestar y, por lo tanto, su deficiencia afecta la salud mental.
Inflamación y dolor
Al igual que muchos otros nutrientes esenciales, la vitamina D interviene en el control de los procesos inflamatorios del organismo, previniendo problemas como la sensibilidad al dolor o problemas articulares.
Los niveles bajos aumentan el riesgo de padecer este tipo de trastornos, dificultando el combate del dolor crónico.
Problemas dentales
Como ya hemos indicado, la falta de vitamina D dificulta que los dientes absorban y utilicen correctamente el calcio, aumentando el riesgo de infecciones y pérdida de piezas dentales.
Esto, además de los problemas inflamatorios que conlleva, genera síntomas como enrojecimiento, inflamación y sangrado de las encías.
Presión arterial alta
Uno de los aspectos que hay que tener en cuenta cuando la presión arterial aumenta son las posibles deficiencias nutricionales que se vinculan a ella.
Aunque este trastorno cardiovascular es causado por múltiples factores, la falta de vitamina D puede causar complicaciones.
Sensación de fatiga
La mala absorción de vitamina D en el organismo influye en el rendimiento físico y mental, generando una fuerte sensación de fatiga en los pacientes afectados.La persona a menudo se siente somnolienta y apenas puede llevar a cabo las tareas diarias que está acostumbrada a realizar.
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