Su voz tranquila decía más que cualquier reclamo.
La Conversación Que Cambió el Rumbo
Horas después, se reunieron. La hija, entre lágrimas, buscaba una explicación que no existía.
La madre, con una firmeza dulce, le dijo:
“Hija, ayer me hiciste ver el lugar que ocupo para ti.
Y al verlo, decidí protegerme y poner en orden mis asuntos.
Continúa en la página siguiente.
Continúa en la página siguiente
