Salir a comer suele ser una experiencia alegre, que ofrece a las personas un respiro de la rutina, la oportunidad de socializar y de probar nuevos sabores. Pero en ocasiones, puede ocurrir algo inesperado, como descubrir sustancias o partículas inusuales en un plato que generen inquietudes sobre la seguridad alimentaria.
Este artículo relata una experiencia gastronómica real que implicó un descubrimiento inesperado en una ensalada de restaurante. Y lo que es más importante, ofrece orientación práctica sobre qué hacer en tal situación, con el respaldo de recomendaciones verificadas de salud y seguridad de las autoridades reguladoras alimentarias.
