Cuenta las “M”… ¡sin equivocarte!

A menudo pensamos que identificar una letra diferente en una cuadrícula es pan comido. Entonces lo intentamos, y enseguida nos damos cuenta de que la similitud entre la “m” y la “n” engaña a nuestros ojos. Esto es precisamente lo que hace que este rompecabezas sea tan cautivador: pone a prueba nuestra atención, nuestra paciencia y nuestro ojo para los detalles. ¿Listo para poner a prueba tu ojo de águila sin pestañear?

¿Por qué nos atrae tanto esta prueba?

Problema: A nuestro cerebro le encantan los atajos. Al encontrarse con un patrón repetido, “rellena” la información y suaviza los detalles. En este caso, la forma de la “n” crea  un fondo visual tan regular  que la “m”, aunque claramente presente,  casi se funde  ante nuestros ojos. El resultado: Recorremos la cuadrícula superficialmente en lugar de verla realmente. Solución: Reduzca la velocidad, concentre su búsqueda y fuerce su mirada a seguir una ruta precisa para descubrir a cada intruso.