Es uno de los placeres más sencillos del verano: la sandía, con su vibrante pulpa roja, su textura refrescante y su promesa de frescura. Nos encanta cortada en rodajas, en cubos o incluso licuada en un batido. Sin embargo, tras su apariencia “saludable” se esconde un efecto menos conocido en nuestro cuerpo, sobre todo en nuestros niveles de azúcar en sangre.
¿Un falso amigo del azúcar en sangre?
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