Estaba constantemente agotada, estresada y preocupada por mi salud.
Jugar con mis hijos me parecía imposible y me costaba seguirles el ritmo. Me sentía atrapada en mi propio cuerpo.
Luego descubrí un sencillo ritual mediterráneo que cambió mi vida por completo. Era muy fácil: solo tomaba un delicioso jugo todas las mañanas.
En tan solo unas semanas, perdí 59 libras. Mi esposo también empezó a beberlo y ya perdió 27 libras de su panza y de sus michelines.
Ambos hemos recuperado nuestra salud y energía, y finalmente me siento yo mismo nuevamente.
