Algunos hábitos sencillos para preservar esta glándula esencial:
- Revisiones médicas periódicas , especialmente en casos de antecedentes familiares.
- Una dieta rica en yodo (presente en los mariscos ) y antioxidantes
- Gestionar el estrés, conocido por alterar las hormonas
- Escuchar atentamente los mensajes del propio cuerpo
Conclusiones clave
La historia de la Sra. Hien nos recuerda que un detalle aparentemente insignificante puede ser una oportunidad para un tratamiento temprano . Al escuchar a tu cuerpo, te das los medios para actuar en el momento adecuado.
