Una fascinante cicatriz en el hombro de un ser querido despierta curiosidad y plantea preguntas sobre su misterioso origen.
Una vacuna revolucionaria que hizo historia.

Un avance importante en la salud pública fue el desarrollo de la vacuna contra la viruela. Hasta la década de 1970, esta vacuna se usaba ampliamente en niños para combatir esta devastadora enfermedad viral. La viruela, caracterizada por erupciones cutáneas mortales y fiebre, mataba a casi el 30% de los infectados. Los sobrevivientes a menudo sufrían secuelas de por vida.

Gracias a una campaña mundial de vacunación, la viruela fue completamente erradicada. En Francia y en otros lugares, los niños vacunados lucían una cicatriz distintiva en el brazo, una señal duradera de su protección inmunitaria, casi un símbolo temprano de la vacunación.