Conclusión: Semillas pequeñas, gran poder.
La próxima vez que mires una semilla diminuta, recuerda esto: dentro de esa pequeña cáscara yace todo un mundo de nutrientes, cada uno de los cuales trabaja silenciosamente para proteger tu salud.
Para las personas mayores, en particular, los pequeños hábitos diarios marcan la mayor diferencia. Una cucharada de semillas puede ayudarte a nutrir tu cuerpo, fortalecer tu sistema inmunológico y proteger la base celular de tu salud.
Así que mañana por la mañana, cuando vayas a desayunar, no olvides añadir una pizca de la mejor defensa de la naturaleza.
Porque aunque el cáncer odie estas semillas, tu cuerpo las adorará.
