¿Te suena familiar?
Te levantas y sientes las rodillas como si tuvieran arena adentro.
Evitas las escaleras porque cada paso es una punzada.
Ya no bailas en las fiestas porque “me duele todo”.
Dejas de cargar a tus nietos porque “pesan mucho”.
Ese desgaste de cartílago no avisa. Llega calladito con la edad, el sobrepeso o una vieja lesión de fútbol y, cuando te das cuenta, ya te quitó la libertad de moverte como antes.
Pero aquí viene lo bueno: un ortopedista de Guadalajara rompió el silencio y confesó que él mismo recomienda caldo de huesos a sus pacientes antes de pensar en infiltraciones o cirugía. ¿Por qué? Porque los resultados hablan más fuerte que cualquier pastilla.
¿Por Qué el Caldo de Huesos Está Revolucionando las Cocinas Mexicanas?
Porque no es ningún caldo. Es una bomba de colágeno tipo II, glucosamina, condroitina, glicina, prolina y minerales que tu cuerpo ya sabe cómo usar para reparar las articulaciones.
No es un suplemento caro importado. Es lo que tus abuelos tomaron sin saber que era medicina de alto nivel.
