1. Exposición Adecuada al Sol
La sábila es una planta suculenta que adora el sol. Necesita al menos seis horas de luz solar directa al día para crecer y florecer adecuadamente. Colocar tu planta en un lugar donde reciba suficiente luz natural no solo favorecerá la floración, sino que también potenciará sus propiedades curativas.
2. Riego Moderado
El riego es un aspecto crucial en el cuidado de la sábila. Aunque es resistente a la sequía, el riego excesivo puede provocar la pudrición de las raíces. Es esencial permitir que el sustrato se seque completamente antes de volver a regar. Un riego consistente pero moderado es la clave para mantener la planta saludable.
