¿Es posible dormir en la cama de alguien que ha fallecido?
¿Es peligroso? ¿Es irrespetuoso? ¿Algo de su alma permanece “apegado” a ese lugar?

Estos miedos son humanos. No provienen de supersticiones absurdas, sino del amor. Cuando perdemos a un ser querido, todo lo que tocó se vuelve sagrado. La cama donde descansó parece guardar un eco de su presencia, y el corazón duda entre acercarse a ella o evitarla.
Pero antes de tener miedo, es importante entender dónde reside realmente el alma del difunto.
