Estaba listo para irme después de ver a nuestro bebé, pero mi esposa me reveló un secreto que lo cambió todo.
Lo has imaginado todo: el primer encuentro, las lágrimas de alegría, la foto del recuerdo… luego, un segundo de silencio atónito, y el corazón te da un vuelco. Eso es exactamente lo que le ocurre a Julien al ver a su hija: piel muy blanca, ojos azules, reflejos rubios. Su primer pensamiento lo desgarra: ¿y si lo han engañado? Solo que entre la intuición y la realidad, a veces hay una palabra que olvidamos demasiado rápido: genética. ¿Qué sigue? Un torbellino de emociones, dudas y… evidencias.
El día en que la alegría se tiñe de sospecha
En la sala de partos, Julien duda. No estuvo presente durante el parto —una decisión que Camille tomó y que él respetaba— y la brecha entre el hijo imaginario y el real le provoca una profunda agitación. Se le escapan las palabras. Entonces Camille le muestra una marca de nacimiento en forma de medialuna, la misma que tienen Julien y varios miembros de su familia. La duda empieza a desvanecerse.