Descubrir una nueva pequeña protuberancia, una mancha o un cambio cutáneo inusual en la zona íntima puede ser muy inquietante. Independientemente de tu edad o de tus antecedentes de problemas dermatológicos, la más mínima anomalía en esta zona provoca casi de inmediato una sensación de ansiedad. Tranquilízate: no estás solo(a) y es totalmente normal preocuparse.
Los cambios cutáneos en la región genital son extremadamente frecuentes y la mayoría de las personas los experimentan al menos una vez en su vida. Algunas causas son completamente benignas y temporales, mientras que otras requieren atención médica. Lo más difícil es saber diferenciarlas. Por eso, conocer las posibles explicaciones aporta claridad y tranquilidad, y ayuda a evitar el pánico a la hora de decidir qué hacer.
¿Por qué la piel de la zona íntima reacciona con tanta facilidad?
La piel de la zona genital es muy sensible. Está sometida a fricciones constantes y es rica en folículos pilosos, glándulas sudoríparas y sebáceas. Por ello, reacciona rápidamente a las irritaciones, infecciones e incluso a los hábitos cotidianos. Comencemos por las causas más comunes y generalmente benignas, aquellas que afectan a una gran parte de la población, aunque rara vez se hablan abiertamente.
Causas frecuentes y generalmente inofensivas
Foliculitis – inflamación de los folículos pilosos
Una de las causas más comunes de pequeños granos es la foliculitis. Si te afeitas, te depilas con cera, usas ropa ajustada o sudas mucho, probablemente ya la hayas sufrido sin darte cuenta. Suele manifestarse como pequeños granos o vellos encarnados: rojos, blancos o ligeramente inflamados. A veces pican o provocan escozor, y en algunos casos pueden supurar un poco de pus.
La buena noticia es que, en la mayoría de los casos, se trata de una afección temporal. Una buena higiene, reducir la fricción y aplicar compresas calientes suele ser suficiente. Sin embargo, si los granos aumentan de tamaño, se vuelven dolorosos o persisten, es aconsejable consultar a un médico.
Quistes sebáceos
Otra variante frecuente es el quiste sebáceo. Aparece como pequeñas protuberancias lisas y redondeadas bajo la piel y se forma cuando una glándula sebácea se obstruye. Generalmente es indoloro y crece lentamente. Algunos permanecen pequeños durante años, mientras que otros pueden inflamarse o volverse sensibles si se irritan o infectan. Desde el punto de vista médico, suele ser benigno, aunque puede resultar molesto. A menudo desaparece por sí solo; si no, un médico puede drenarlo o extirparlo fácilmente.
