Conclusión
Nuestro cuerpo se comunica con nosotros a través de cambios, especialmente a nivel de la piel. Las pequeñas protuberancias en los genitales no son una fatalidad, sino una señal de alerta. Puede tratarse de una simple irritación o de un problema que requiera tratamiento. Conocer las posibles causas permite actuar con calma y responsabilidad. Y sea cual sea el origen, pedir ayuda es una decisión sensata, valiente y completamente normal.
