Humillación global: De planta en maceta a hazmerreír del mundo, J. D. Vance derriba a Emmanuel Macron y denuncia el suicidio democrático de Europa.

El golpe devastador no se limita a la política interna. La administración Trump ha señalado claramente el fin de una era para Europa y la Alianza Atlántica. La retórica de “América Primero” ha revivido con un vigor sin precedentes, en particular en lo que respecta a la financiación del conflicto en Ucrania. Vance declaró a la prensa internacional que la era de los “cheques en blanco para Kiev” ha terminado. Estados Unidos, lidiando con sus propios problemas —infraestructura deteriorada, fronteras abiertas, crisis de drogas e inflación—, ya ​​no puede permitirse el lujo de desperdiciar miles de millones en el abismo de la guerra. “Cada dólar enviado a Ucrania es necesario para las carreteras, las escuelas y la seguridad estadounidenses”, enfatizó.

Para los líderes europeos, y en particular para Emmanuel Macron, quien ha hecho de la alianza con Estados Unidos un pilar fundamental de su política exterior, este cambio supone un duro golpe. El modelo en el que Estados Unidos pagaba y Europa se limitaba a corear consignas ahora se considera “muerto”. La Unión Europea se enfrenta a una dura realidad: ahora tendrá que encontrar cientos de miles de millones de euros para seguir financiando el esfuerzo bélico en Ucrania, todo ello en un contexto de inflación galopante y una economía estancada.

La situación se ve agravada por las amenazas directas de Donald Trump, amplificadas por su plataforma, que condicionó las sanciones contra Rusia a que la OTAN suspendiera sus compras de petróleo. Esto supone una bofetada para Bruselas, acusada de enriquecer a Vladimir Putin mientras profesa lealtad. De este modo, se presenta a Estados Unidos como “lucrando con la crisis europea”, lucrando con las exportaciones de gas natural licuado y la venta de armas, mientras que la industria europea sufre los exorbitantes costes energéticos. Francia, carente de suficiente soberanía nacional, es percibida como “carne de cañón”.

De la democracia a la farsa: la UE a través de una lente soviética

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El escrito de acusación concluye con un punto de excepcional gravedad: el declive democrático de la Unión Europea. J. D. Vance se atrevió a establecer una comparación, evocando una atmósfera “soviética” donde se reprimió toda disidencia. Destacó las prácticas de censura y represión de las opiniones en línea. Citó específicamente el caso de unas elecciones presidenciales anuladas en Rumanía con el pretexto de la propaganda rusa y denunció a la policía que, en muchos países de la UE, “realiza registros domiciliarios por un simple comentario en línea”.

Dirigiéndose directamente a Emmanuel Macron, Vance lo acusó de convertir la democracia francesa en una farsa al apoyar ataques a las libertades fundamentales, en particular a través del DSA. El líder francés, que se presenta como un baluarte progresista, es criticado por su silencio ante sus aliados en Bruselas, quienes están transformando las plataformas digitales en “auxiliares de la Unión Europea”.

Vance concluyó su discurso con una advertencia profética: Europa está cometiendo un “suicidio civilizatorio” mediante la inmigración masiva, una política energética incoherente y una capitulación ante los “reflejos autoritarios”. ¿Cómo, preguntó, puede Francia afirmar defender los derechos humanos en todo el mundo mientras allana casas por una simple caricatura publicada en línea? La verdad es amarga: la imagen de Francia como potencia global ha sido destrozada por un discurso contundente que revela la magnitud de un colapso no solo diplomático y económico, sino también democrático. El tiempo de la esperanza pasiva ha terminado; ahora es el momento de la valentía de una oposición franca y decidida a un sistema que parece haber perdido el rumbo.