La llamaron estéril, la humillaron en público y la rechazó hasta su propia familia. Pero cuando un guerrero apache llegó herido a su pueblo, nadie imaginó que él despertaría la vida que todos creían muerta en su vientre….

“He encontrado una felicidad tan completa que no hay lugar en mi corazón para la amargura.” Cuando la expedición se preparó para regresar a San Miguel del Valle, Fernando se acercó una última vez a Paloma. “Tus padres quieren conocer a sus nietos”, dijo con dificultad. Han comprendido que cometieron un error terrible contigo.

Paloma asintió con gracia. Algún día, cuando los niños sean mayores, haremos ese viaje. Pero será como visitantes, no como suplicantes. Esta es nuestra casa ahora. Years later, cuando los hijos de Paloma y Aana habían crecido y comenzado sus propias familias, la historia de la mujer estéril que se convirtió en madre de cuatro hijos, se había transformado en leyenda.

Viajeros de pueblos lejanos venían a conocer a la curandera mexicana, que había encontrado medicina tanto para el cuerpo como para el alma entre los apaches. En las noches silenciosas del desierto, cuando Paloma y Aana se sentaban juntos contemplando las mismas estrellas que habían sido testigos de su amor naciente, reflexionaban sobre el milagro de sus vidas.

El castigo que había sido diseñado para humillarla se había convertido en la bendición más grande que había recibido jamás. ¿Alguna vez te arrepientes? Le preguntaba a ocasionalmente, aunque ya conocía la respuesta. Jamás, respondía ella cada vez, tomando su mano curtida entre las suyas. Encontré mi lugar en el mundo. Encontré mi propósito. Encontré el amor verdadero. ¿Qué más podría pedir? Y en la distancia, el eco de la risa de sus nietos llenaba el aire del desierto, prueba viviente de que los milagros suceden cuando dos corazones se encuentran en el momento exacto que el destino ha decidido para ellos.