Algunas mujeres irradian comodidad por naturaleza. No son perfectas, pero poseen algo excepcional:
Escuchan sin juzgar.
Sus consejos son simples pero profundos.
Su presencia hace que la gente se sienta segura.
Sus casas, sus voces o sus abrazos traen paz.
Espiritualmente, estas mujeres son vistas como canales silenciosos de la misericordia de Dios, que ofrecen consuelo y sanación en formas que ni siquiera ellas perciben.
7. Un profundo anhelo por Dios y un sentimiento de no pertenecer a este mundo.
La marca más oculta, pero a la vez la más poderosa, es ésta: una sed interior que nada más puede satisfacer.
El éxito, el dinero o el reconocimiento nunca parecen suficientes.
Su corazón late por algo más elevado.
Se sienten atraídos por lo sagrado, por la oración, por Dios.
A menudo se sienten extraños en un mundo materialista.
Y cuando una mujer elegida despierta y abraza su misión, se convierte —espiritualmente hablando— en un terremoto contra la oscuridad. Donde va, intercede, ama, sana, fortalece.
