8. Productos cárnicos semiacabados
Perritos calientes, tocino, salchichas, jamón: deliciosos, pero peligrosos.
El IARC clasifica la carne procesada como carcinógeno del grupo 1, al igual que el tabaco y el amianto. Tan solo 50 g al día (por ejemplo, un perrito caliente) aumenta el riesgo de cáncer de colon en un 18 %.
Los conservantes y aditivos conservan el sabor y el color, pero “alimentan” los procesos inflamatorios.
9. Carne roja
Filete, ternera a la parrilla o cerdo guisado: parte de la tradición, pero también un riesgo.
La carne roja está clasificada como “probable carcinógeno” (grupo 2A). Su consumo regular aumenta el riesgo de cáncer de colon.
La
n es la moderación y la variedad: el pescado, las aves, las legumbres y las proteínas vegetales pueden sustituir parcialmente a la carne roja.
10. Sal
Una especia común, pero en exceso irrita el revestimiento del estómago y puede provocar tumores.
Estudios demuestran que las personas que suelen salar demasiado sus alimentos tienen un 40 % más de riesgo de cáncer de estómago.
Las especias y las hierbas son la mejor alternativa.
❗Conclusión:
No se trata de entrar en pánico ni de renunciar por completo a tus comidas favoritas. Se trata de moderación y tomar decisiones informadas. Dejar de comer un perrito caliente o un refresco de más no es una pérdida de alegría, sino una inversión en un futuro donde la salud sea la norma, no la excepción.
La salud no tiene precio. Es mejor pensar en el futuro que intentar recuperar algo que podría perderse para siempre.
