Tras su liberación, Marianne intentó rehacer su vida lejos del foco mediático, pero la tragedia la atormentaba. En 1996, falleció de cáncer a los 46 años.
Su historia sigue siendo una de las más significativas de la historia alemana y plantea una pregunta universal: ¿hasta dónde puede llegar una madre afligida y dónde se encuentra la línea divisoria entre la justicia y la venganza?
