No necesariamente. Ninguna bebida por sí sola puede reparar las arterias. Pero pequeños hábitos diarios, especialmente por la noche, pueden ayudar a favorecer el entorno natural de curación del cuerpo.
¿Recuerdan a Linda, de 72 años? Se sentía abrumada por el aumento de su estrés y la opresión ocasional en el pecho. Tras adoptar este ritual nocturno, dijo que sus noches eran «más tranquilas, calmadas y apacibles». No sustituyó la atención médica, pero la hizo sentir más segura y con más energía.
Imagínate mañana por la noche con esa taza caliente en las manos. Imagina tomar sorbos lentos, sentir cómo tu cuerpo se relaja, sabiendo que te estás dedicando un momento de tranquilidad. A veces, los rituales más sencillos se convierten en los momentos más importantes de tu vida.
