Miocarditis: La enfermedad cardíaca silenciosa

Dificultad para respirar, especialmente durante el ejercicio.
Dolor o presión en el pecho.
Palpitaciones o latidos irregulares del corazón.
Hinchazón en piernas, tobillos o abdomen.
Mareos, desmayos o sensación de desvanecimiento.
Fiebre o síntomas de infección previa.
En niños pequeños, la miocarditis puede manifestarse con irritabilidad, pérdida de apetito, dificultad para dormir o rechazo a la actividad física.

Cómo se diagnostica la miocarditis
El diagnóstico temprano es crucial para evitar complicaciones graves. Los métodos más utilizados incluyen:

Examen físico: El médico puede detectar sonidos cardíacos anormales, soplos o signos de insuficiencia cardíaca.
Análisis de sangre: Para buscar marcadores de inflamación y daño cardíaco.
Electrocardiograma (ECG): Detecta arritmias y alteraciones del ritmo cardíaco.
Ecocardiograma: Evalúa la función del corazón y posibles debilidades en el músculo cardíaco.
Resonancia magnética cardíaca: Permite identificar inflamación y daño en el tejido del corazón.
Biopsia del miocardio: Solo en casos específicos para confirmar la inflamación.
Riesgo de insuficiencia cardíaca
Cuando la miocarditis progresa sin tratamiento, el corazón puede debilitarse hasta el punto de no bombear suficiente sangre al cuerpo, generando insuficiencia cardíaca. Los síntomas de insuficiencia cardíaca incluyen dificultad respiratoria, retención de líquidos, fatiga intensa y palpitaciones constantes. Este riesgo es particularmente preocupante en niños y adolescentes, cuyos síntomas pueden pasar desapercibidos hasta que la enfermedad está avanzada.

Tratamiento de la miocarditis