Estos entrenamientos de moda someten a un esfuerzo repentino e intenso a un corazón que puede estar debilitado por hipertensión, arritmias o arteriosclerosis. Al exigirte al máximo, tu corazón se ve obligado a bombear con más fuerza y rapidez de lo que puede soportar de forma segura.
Lo más preocupante es que el daño no siempre es inmediato. El corazón se debilita silenciosamente, la presión arterial aumenta gradualmente y los ritmos eléctricos se vuelven inestables. Puede que te sientas un poco mareado o más cansado, lo que podrías atribuir al envejecimiento, pero por dentro, tu corazón está dando la voz de alarma.
