Una de sus grandes ventajas es que se puede preparar con antelación y conservar en el refrigerador. Con el tiempo de reposo, los sabores se intensifican y la textura se vuelve aún más sedosa, haciendo que cada bocado sea aún más delicioso.
Si buscas una versión más innovadora, puedes experimentar con ingredientes como coco rallado, leche condensada o incluso un chorrito de licor. Estas pequeñas variaciones pueden darle un giro único sin perder la esencia de la receta tradicional.
No importa si lo sirves en pequeñas porciones individuales o en una fuente grande para compartir, este postre siempre triunfa. Su equilibrio entre sencillez y sabor lo convierte en una opción clásica que nunca pasa de moda y sigue conquistando generaciones.
