Uno de los principales desafíos de quedar embarazada a los 45 años es el riesgo de complicaciones médicas durante el embarazo.
Las mujeres en esta edad son más propensas a desarrollar hipertensión arterial o diabetes gestacional, lo que puede afectar tanto a la madre como al bebé.
Además, el riesgo de parto prematuro y bajo peso al nacer también es mayor en estos casos. Para evitar situaciones peligrosas, es esencial que las mujeres que se sometan a tratamientos de fertilidad estén en óptimas condiciones de salud y se evite un embarazo gemelar, ya que esto aumentaría las complicaciones.
El seguimiento del embarazo a los 45 años debe ser más estrecho, prestando especial atención al control de la tensión arterial y la glucemia, y anticipándose a cualquier signo de amenaza de parto prematuro.
Además, es importante que las mujeres estén en buena forma física antes y durante el embarazo, ya que la gestación y la crianza requieren un esfuerzo físico significativo.
Según la psicóloga Ana Heredia, muchas mujeres eligen ser madres a los 45 años debido a la búsqueda de estabilidad en diferentes aspectos de sus vidas, como la estabilidad laboral, económica y de pareja.
