El conocimiento, la prevención y la vigilancia forman un trío poderoso para limitar los riesgos. La trombosis no se cura con una sola acción, pero cada decisión cuenta. Los profesionales de la salud nos recuerdan que nadie es inmune, pero todos podemos actuar. El seguimiento médico, los hábitos saludables y la atención constante al cuerpo pueden prevenir una progresión repentina a una enfermedad grave.
La enfermedad permanece silenciosa, pero no es invisible. Al comprender cómo funciona y sus señales de alerta, todos podemos actuar con mayor rapidez. La trombosis representa una amenaza real, pero también un peligro que puede mitigarse con acciones sencillas y una mayor vigilancia.
