Literalmente, cualquier afirmación que empiece con “Bueno, al menos…” no necesita decirse en voz alta. Nunca. Simplemente no. Esto aplica a cualquier contexto y situación, a cualquier experiencia humana horrible que haya existido o exista. No lo digas. Pero definitivamente no cuando alguien acaba de sufrir una pérdida importante.
La empatía no es un recurso finito. Mi única respuesta a quienes me recuerdan que hay niños muriendo de hambre en todo el mundo es: “Parece que tú tampoco haces mucho por ellos”.
Nota al margen: Siempre me digo “Bueno, al menos…”. “Bueno, al menos mi madre no sufrió mucho…”. “Bueno, al menos tenía un buen seguro”. Está bien que te digas “Bueno, al menos…” de vez en cuando. Es parte de racionalizar esta pérdida radical que has sufrido. Pero nadie más puede decírtelo. Por ningún motivo.
5. Buitres
Otra secta sin empatía que se aprovecha de la tragedia ajena para fingir su propia humanidad, completamente falsa. Estas son las personas que apenas conoces y que están tan dolidas por ti. Al principio podrías pensar: “Oh, no, ¿quizás perdieron a alguien de forma similar?”. Pero al conversar un poco más, te das cuenta… no, esto es solo Blanche DuBois echándote la culpa.
Estas son las personas que mantienen a Nancy Grace en el negocio. Les encanta el espectáculo, las tragedias de famosos y el peso del mundo entero en pequeñas dosis. Si te sientes compasivo, podrías decirte: “Aquí hay una persona que vive en un estado constante de miedo y ansiedad y necesita nueva información que la satisfaga al nivel en que su cerebro ya está operando”. Otras veces podrías pensar: “¡Vaya, este troll humano es incapaz de conectar con otras personas!”.
6. Ennoblecedores
