Este daño puede causar un accidente cerebrovascular isquémico, debido a una obstrucción, o un accidente cerebrovascular hemorrágico, debido a una ruptura. Ambos tipos de accidente cerebrovascular se pueden prevenir en gran medida controlando la presión arterial mediante un estilo de vida saludable y un estricto cumplimiento de los tratamientos prescritos.
Fatiga Excesiva
La fatiga intensa y persistente, no relacionada con el esfuerzo físico ni la falta de sueño, también puede indicar riesgo de ictus. A menudo subestimada, esta fatiga puede ser consecuencia de cambios en el flujo sanguíneo cerebral causados por el estrechamiento de las arterias o la formación de coágulos.
Esta afección puede preceder a un accidente isquémico transitorio (AIT), una interrupción temporal del suministro de sangre al cerebro. Los síntomas de un AIT son similares a los de un ictus, pero generalmente se resuelven en 24 horas. Sin embargo, esta manifestación es una seria advertencia de un posible ataque inminente.
Problemas de visión
Los cambios repentinos en la visión, como visión borrosa o doble, o dificultad para concentrarse, pueden ser señales de advertencia de un ictus. Estas alteraciones visuales pueden indicar una interrupción del flujo sanguíneo cerebral, lo que a menudo indica un ictus isquémico.
