Los calambres nocturnos (espasmos musculares repentinos y dolorosos que ocurren durante el sueño) son un problema común, pero a veces se pasa por alto. Cualquiera puede experimentarlos, pero ciertos grupos de personas son mucho más susceptibles. Comprender quiénes son estas personas y qué los causa puede ayudar tanto con la prevención como con el tratamiento.
Personas mayores
La edad es uno de los factores más importantes para los calambres nocturnos. Los estudios demuestran que casi un tercio de las personas mayores de 60 años los experimentan con regularidad. A medida que envejecemos, los músculos pierden flexibilidad y elasticidad de forma natural. La función nerviosa también disminuye, lo que altera las señales que llegan a los músculos. Además, la circulación sanguínea en los adultos mayores se vuelve más lenta, lo que reduce el flujo sanguíneo a las piernas y los pies, las zonas donde los calambres son más comunes. Esta combinación de cambios musculares, nervios más sensibles y flujo sanguíneo más lento explica por qué los adultos mayores son especialmente susceptibles a los dolorosos calambres nocturnos.
Mujeres embarazadas
El embarazo es otro factor de riesgo importante. Las mujeres embarazadas reportan calambres frecuentes en las piernas, especialmente durante el segundo y tercer trimestre. La causa exacta no se comprende completamente, pero muchos factores influyen. El aumento de peso incrementa la presión sobre los músculos y las venas de las piernas. Los cambios hormonales afectan la forma en que el cuerpo procesa los líquidos y electrolitos, lo que provoca un desequilibrio de magnesio, calcio o potasio. Además, los cambios en el flujo sanguíneo durante el embarazo pueden aumentar la susceptibilidad de los músculos a los calambres. Para muchas mujeres, estos calambres nocturnos son una de las alteraciones del sueño más desagradables durante el embarazo.
