Atletas y personas físicamente activas
Puede sonar extraño, pero incluso las personas con excelente salud, como los atletas, son muy susceptibles a los calambres nocturnos. El entrenamiento intenso, el esfuerzo prolongado o la recuperación insuficiente pueden dejar los músculos cansados y deshidratados. Cuando se pierden líquidos y electrolitos a través del sudor, las probabilidades de sufrir calambres aumentan drásticamente. Los atletas que se esfuerzan sin un estiramiento e hidratación adecuados a menudo se despiertan en mitad de la noche con calambres dolorosos en las pantorrillas o los pies.
Personas con estilos de vida sedentarios
Por otro lado, las personas que permanecen sentadas o de pie durante largos períodos de tiempo durante el día. Permanecer sentado durante mucho tiempo perjudica la circulación sanguínea en las piernas, lo que puede provocar rigidez muscular y calambres durante el descanso. Los oficinistas, vendedores u otras ocupaciones con largas jornadas de pie suelen reportar calambres nocturnos. No estirarse ni moverse con regularidad durante el día solo empeora el problema.
