1️⃣ Prepara el horno y el molde
Precalienta el horno a 180°C. Engrasa un molde para hornear con mantequilla y espolvorea un poco de harina para evitar que el bizcocho se pegue. También puedes usar papel de horno si lo prefieres. Un molde redondo de 20-22 cm es ideal, aunque si quieres hacer un bizcocho más alto, usa un molde más pequeño y ajusta el tiempo de horneado.
2️⃣ Bate los huevos y el azúcar
En un bol grande, bate los huevos junto con el azúcar hasta obtener una mezcla ligera y esponjosa. Este paso es clave: cuanto más aire incorpores, más esponjoso quedará el bizcocho. Usa una batidora eléctrica si la tienes; si no, un batido manual vigoroso también funciona, aunque requerirá un poco más de esfuerzo.
3️⃣ Añade la leche y la mantequilla derretida
Incorpora la leche y la mantequilla derretida a la mezcla de huevos y azúcar. Mezcla suavemente hasta que todo esté integrado. Es importante no batir demasiado, ya que podrías perder parte del aire incorporado y afectar la textura final.
4️⃣ Tamiza la harina y el polvo de hornear
Tamizar la harina junto con el polvo de hornear es un paso que marca la diferencia. Esto asegura que no queden grumos y que el bizcocho suba de manera uniforme. Incorpora los ingredientes secos con movimientos envolventes, usando una espátula, para mantener la esponjosidad de la mezcla.
5️⃣ Agrega la ralladura de limón (opcional)
Si quieres un aroma fresco y un toque cítrico, agrega ralladura de limón a la mezcla. Esto realza el sabor y le da un carácter más sofisticado al bizcocho sin complicar la receta.
6️⃣ Hornea con cuidado
Vierte la masa en el molde previamente engrasado y hornea durante 30-35 minutos, o hasta que al insertar un palillo en el centro, éste salga limpio. Evita abrir el horno durante los primeros 20 minutos para que el bizcocho no se hunda. Cada horno es diferente, así que vigila la cocción y ajusta el tiempo si es necesario.
