Vitamina K: Esencial para la coagulación sanguínea y la salud ósea.
Potasio: Ayuda a equilibrar los electrolitos y apoya la presión arterial normal.
Antioxidantes (flavonoides): Combaten el estrés oxidativo diario.
Fibra: Promueve un tránsito intestinal regular.
Y lo interesante es que, al consumirlo en forma de jugo fresco, concentras estos nutrientes de manera fácil de absorber.
La forma correcta de preparar y consumir jugo de apio para maximizar sus beneficios
La clave está en la preparación: muchos cometen el error de mezclarlo con mil cosas o comprarlo procesado, perdiendo gran parte de sus propiedades. Lo ideal es hacerlo puro y fresco en casa.
Receta paso a paso para tu jugo de apio diario:
Elige un manojo de apio orgánico fresco, preferiblemente con hojas verdes vibrantes (allí se concentran muchos antioxidantes).
Lava bien los tallos bajo agua corriente para eliminar cualquier residuo.
Corta las bases y, si quieres, incluye algunas hojas para un extra de nutrientes.
Pasa todo por un extractor de jugos (lo recomendado para conservar enzimas) o licuadora. Si usas licuadora, agrega un poco de agua y luego cuela con una bolsa de tela o colador fino.
Sirve inmediatamente: ¡lo fresco es lo que marca la diferencia!
La cantidad ideal para empezar es 400-500 ml al día, preferiblemente en ayunas o entre comidas. Puedes comenzar con menos si el sabor es intenso y aumentar gradualmente.
