¿Crees que gozas de buena salud? Pero tu hígado podría no estar de acuerdo… ¡No ignores estas 12 señales de alerta ocultas!

¿Qué es la cirrosis?

Imagina tu hígado como una esponja: flexible, vibrante y filtrando todo lo que pasa a través de él. Ahora imagina que se transforma en una roca dura y cicatrizada. Este es el mecanismo de la cirrosis: obstruye el flujo sanguíneo, dificulta la desintoxicación y, sin tratamiento, conduce a la insuficiencia hepática. El problema es que esta transición suele pasar desapercibida, con síntomas que parecen no tener relación o que se ignoran fácilmente.

1. Fatiga y debilidad

¿Te sientes constantemente agotado, incluso después de dormir lo suficiente? Este es uno de los primeros síntomas más comunes. Bajo estrés, el hígado no regula la energía correctamente, lo que te deja constantemente cansado y débil.

2. Pérdida de apetito

¿Sueles saltarte comidas o te sientes lleno después de solo unos bocados? Es posible que tu hígado no esté descomponiendo y absorbiendo los nutrientes correctamente.

3. Náuseas o vómitos

Las náuseas frecuentes que no están relacionadas con una intoxicación alimentaria o un virus estomacal pueden indicar una acumulación de toxinas en la sangre.

4. Pérdida de peso inexplicable

Perder peso sin cambiar la dieta ni hacer ejercicio parece estupendo, pero no cuando se debe a una mala absorción de nutrientes.

5. Dolor o hinchazón abdominal

Las molestias en la parte superior derecha del abdomen pueden deberse a una inflamación del hígado. A medida que la cirrosis progresa, puede provocar ascitis, una acumulación de líquido en el abdomen.

6. Ictericia (coloración amarillenta de la piel o la esclerótica)

Cuando el hígado no procesa la bilirrubina, esta se acumula y la piel y los ojos se tornan amarillos, lo cual es una clara señal de advertencia.