Estudios de la Universidad de Copenhague (2023) demostraron que mata 14 tipos de bacterias resistentes, incluyendo estafilococo dorado y E. coli.
Investigaciones en Journal of Antimicrobian Chemotherapy confirman que destruye biopelículas (las “casitas” que hacen las bacterias para protegerse de los antibióticos).
Un metaanálisis de 2024 encontró que el consumo diario de ajo reduce hasta un 63 % la duración de resfriados y un 70 % la cantidad de días enfermos al año.
Y lo mejor: las bacterias no desarrollan resistencia a la alicina como sí lo hacen con los antibióticos comunes.
7 formas comprobadas de usar el ajo como antibiótico natural (sin oler a taquería todo el día)
1. El “tiro de ajo” matutino (el más potente)
Pica 1 diente de ajo crudo muy finito.
Déjalo reposar 10 minutos (aquí se forma el 100 % de alicina).
Mézclalo con 1 cucharadita de miel de abeja y trágatelo como pastilla.
Enjuaga con agua o cepíllate después si te preocupa el aliento.
2. Ajo tostado (ideal para niños y personas sensibles)
Tuesta ligeramente un diente entero en un comal hasta que dore.
Se vuelve dulce y pierde el olor fuerte, pero conserva el 70 % de sus propiedades.
3. Té de ajo, jengibre y limón (para gripe fuerte)
Hierve 2 dientes de ajo machacados + 1 cm de jengibre + cáscara de 1 limón.
Cuela y endulza con miel.
Toma 3 tazas al día los primeros dos días de infección.
4. Gotas de ajo para oídos (otitis)
Machaca 1 diente + 2 cucharadas de aceite de oliva tibio.
Deja reposar 20 min, cuela con gasa.
3 gotitas en el oído afectado 3 veces al día (¡nunca si hay perforación del tímpano!).
5. Cataplasma de ajo para infecciones en la piel o granos
Machaca ajo + un poquito de miel → aplica directo sobre el grano o herida pequeña → cubre con gasa 20 min.
6. Ajo fermentado en miel (el “antibiótico casero” que dura 1 año)
Llene un frasco con dientes de ajo enteros + miel cruda hasta cubrir.
Deja fermentar 30 días (saca burbujas cada 3 días).
Toma 1 cucharadita diaria para prevenir todo el año.
