El día de la boda, mi suegra vino y me arrancó la peluca, dejando al descubierto mi calvicie delante de todos los invitados. Pero entonces ocurrió algo inesperado

No hace mucho, luchaba contra el cáncer. Meses de tratamiento, paredes de hospital, quimioterapia que poco a poco me fue minando las fuerzas y destrozando mi cabello… pero por fin llegó el día en que escuché las palabras más importantes del médico: “Estás curada”.
Ese mismo día tan esperado, mi amado se arrodilló y me propuso matrimonio. Lloré de felicidad y dije “sí” sin dudarlo.
Empezamos a planear la boda. Pasé semanas buscando el vestido perfecto, organizando cada detalle, con la secreta esperanza de que al menos me volviera a crecer un poco de pelo. Pero no… lo que veía en el espejo seguía siendo una calva. Así que tuve que buscar la peluca perfecta para recuperar la confianza.
Estaba muy preocupada por lo que la gente pensaría de mi aspecto. Algunos familiares de mi prometido sabían que estaba enferma, pero no de la gravedad; así que esperaba que no