Benedita cayó de rodillas. “¡Milagro!”, susurró. Tomó al niño en brazos y tomó una decisión: no lo abandonaría. Lo criaría en secreto. Le dio un nombre: Bernardo.
Pasaron cinco años. En la casa grande, Benedito y Bernardino crecían como príncipes. En la selva, Bernardo crecía en las sombras, alimentado por el amor de una esclava. Benedita lo visitaba todas las noches, llevándole restos de comida y ropa remendada. “No puede ser visto, hijo mío”, le decía. “Si el coronel lo sabe, nos mata”.
Joana, la hija de Benedita, que ahora tenía once años, sospechó de las desapariciones de su madre. Era lista. Una noche la siguió en silencio y, por una rendija de la chavola, vio a su madre acunando a un niño desconocido. Esa noche, confrontó a Benedita.
“¿Quién es el niño de la selva, madre?”
Benedita se paralizó, pero ante la mirada de su hija, contó todo.
“¿Es hijo del coronel?”, preguntó Joana. Benedita asintió. “Entonces es hermano de los niños de la casa grande”, murmuró Joana. Prometió guardar el secreto, pero la revelación la cambió.
Todo se desmoronó una tarde de agosto, cuando Benedito y Bernardino, ya de diez años, huyeron de su institutriz y cabalgaron hacia la selva. Se adentraron más de lo debido y vieron la chavola. Allí, vieron a un niño de piel morena, descalzo, que silbaba una melodía triste.
Bernardo se paralizó al ver a los dos niños de piel clara, vestidos como pequeños señores.
“¿Quién eres?”, preguntó Bernardino.
Bernardo no respondió. Le habían enseñado a no ser visto.
“¿Vives aquí?”, insistió Bernardino, notando un parecido familiar en sus ojos.
Bernardo, asustado, solo movió la cabeza. “Madre Benedita viene a verme”.
El nombre cayó como una bomba. Los mellizos regresaron a casa en silencio. ¿Por qué Benedita, la esclava de la cocina, cuidaría de un niño escondido que se parecía tanto a ellos?
Esa noche, Benedito decidió investigar. Siguió a Benedita hasta la chavola. Se escondió y la escuchó decir algo que le heló la sangre: “Hijo mío, pronto entenderás por qué debes estar escondido, pero eres tan importante como cualquiera de esa casa grande”.
⏬️⏬️ continúa en la página siguiente ⏬️⏬️
