El cuerpo se adapta… a su manera.

El primer efecto que se observa es en la sensibilidad. Sin intimidad regular, ciertas zonas pueden volverse más sensibles… o, por el contrario, menos receptivas. Esto no significa perder capacidad , sino simplemente que el cuerpo entra en una especie de modo de reposo natural . ¿Lo bueno? Todo puede cambiar suavemente cuando quieras. El secreto está en escuchar el ritmo de tu cuerpo y mantenerte conectado a él, ya sea mediante el movimiento, el automasaje o simplemente un momento de relajación.
