Uno de los mayores beneficios del magnesio es su capacidad para proteger el corazón. Ayuda a relajar los vasos sanguíneos, mejora la circulación y contribuye a mantener una presión arterial estable. También regula el ritmo cardíaco y reduce el riesgo de arritmias y coágulos, lo que lo convierte en un aliado natural contra los infartos y otras enfermedades cardiovasculares.
En el sistema nervioso, el magnesio actúa como un calmante natural. Estimula la producción de serotonina y melatonina, neurotransmisores responsables del bienestar emocional y del descanso profundo. Por ello, mantener niveles adecuados de magnesio puede mejorar notablemente el sueño, disminuir la ansiedad y aliviar los síntomas del estrés crónico.
Este mineral también desempeña un papel esencial en el metabolismo de la glucosa, favoreciendo el control del azúcar en sangre y la sensibilidad a la insulina, algo crucial para quienes padecen diabetes o buscan prevenirla.
