1. Envejecimiento
Con la edad, la piel pierde colágeno y elastina, dos proteínas que la hacen resistente. Por lo tanto, se vuelve más delgada.
La reducción en el grosor de la piel significa que los vasos sanguíneos están más cerca de la superficie y son más susceptibles a romperse con presiones leves, como el roce de la ropa.
También hay una menor capacidad de reparar tejidos. Por ello, una vez que se produce un moretón, tarda más tiempo en sanar y se vuelve evidente por períodos prolongados.
2. Ejercicio intenso
Durante el ejercicio de alta intensidad, en especial, en actividades que implican movimientos repetitivos o impactos, pueden producirse desgarros microscópicos en los vasos sanguíneos debajo de la piel. Estos desgarros permiten que la sangre se filtre hacia el tejido, formando un moretón sin golpe.
En el running, por ejemplo, los pies impactan contra el suelo muchas veces. Es común que en los corredores aparezcan moretones en áreas circundantes a los dedos.
3. Trastornos de la coagulación
Los trastornos de la coagulación son condiciones médicas que afectan la capacidad del cuerpo para detener el sangrado y formar coágulos de manera adecuada. En la coagulación normal se involucran hasta 20 proteínas diferentes, conocidas como factores de la coagulación. El fallo en una sola de ellas puede ser suficiente para originar un problema.
Algunas de las enfermedades de la coagulación más conocidas son:
